A 15 años del 27F: Chile refuerza su capacidad de respuesta ante desastres

El terremoto de 2010 dejó más de 500 fallecidos y millones de damnificados. Desde entonces, el país ha fortalecido su institucionalidad, mejorado la coordinación entre organismos de emergencia y desarrollado sistemas avanzados de alerta y prevención.

El 27 de febrero de 2010, a las 3:34 de la madrugada, ocurrió uno de los terremotos más grandes registrados en Chile, con epicentro en las costas de la actual región de Ñuble. El sismo, que se prolongó por más de cuatro minutos en las zonas cercanas y más de cinco en la capital, dejó un saldo de 525 personas fallecidas, 500 mil viviendas con daños graves y alrededor de dos millones de damnificados.

El evento no solo generó devastación, sino que también impulsó cambios profundos en la institucionalidad y en la coordinación entre organismos de emergencia para evitar la repetición de errores del pasado.

Avances en gestión del riesgo

Desde el terremoto, Chile ha fortalecido sus mecanismos de prevención y respuesta ante desastres. Se crearon nuevas estructuras institucionales y herramientas de planificación que permiten una mejor coordinación entre organismos nacionales, regionales y locales.

“Hoy día estamos con una institucionalidad mucho más robusta. ONEMI presentó un proyecto de ley y ahora somos SENAPRED, un servicio enfocado no solo en la respuesta, sino también en la prevención a nivel de política pública, tanto nacional como regional y local”, destacó Cristian González, director regional (s) de SENAPRED en Los Lagos.

Actualmente, el país cuenta con planes de emergencia en distintos niveles, estrategias de reducción del riesgo de desastres y una política nacional en la materia. Además, existen comités de gestión del riesgo de desastres en todas las regiones y comunas, encargados de coordinar acciones de prevención y respuesta.

Mejoras en sistemas de alerta y evacuación

Uno de los episodios más críticos del 27F fue la falta de una alerta oportuna sobre el tsunami que afectó las costas chilenas, destruyendo localidades ya golpeadas por el sismo. Los errores en la emisión de la alarma evidenciaron la necesidad de fortalecer los protocolos y herramientas de alerta temprana.

“Hoy día las municipalidades están desarrollando sus planes de emergencia con anexos por amenaza de tsunami y amenaza sísmica”, explicó González.

Entre los avances más significativos se encuentra el Sistema de Alerta de Emergencia (SAE), que permite el envío de mensajes directos a teléfonos celulares en caso de riesgo inminente. Además, se han establecido protocolos de operación con organismos clave como el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) y el Centro Sismológico Nacional.

También se ha reforzado la red de monitoreo sísmico con más sismógrafos y acelerógrafos a lo largo del país, lo que permite una detección más rápida y precisa de eventos telúricos.

Un terremoto que marcó la historia

El sismo del 27F es el segundo más fuerte registrado en Chile, después del terremoto de Valdivia en 1960, y el octavo más potente en la historia de la humanidad.

A 15 años del desastre, el país ha logrado avances significativos en materia de prevención y respuesta ante emergencias, pero el desafío continúa. SENAPRED y otras instituciones siguen trabajando en nuevas estrategias para fortalecer la seguridad y resiliencia de la población ante futuros desastres naturales.