Agro y ganadería
Por Redacción , 21 de junio de 2022 | 12:35

Ganaderos reciben capacitación para enfrentar el cambio climático con el uso de alfalfa

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La alfalfa es una buena alternativa para veranos secos. Créditos: Archivo INIA Remehue.
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Especialista del INIA, Alfredo Torres, se refirió al uso de esta especie forrajera en comparación con la utilización de nabos en veranos con déficit hídrico y altas temperaturas.

La preocupación por parte de los productores para enfrentar el cambio climático se incrementa cada año más, en pleno invierno deben iniciar la preparación de suelo y definir qué cultivos suplementarios sembrarán en primavera para enfrentar el verano que cada vez es más seco y caluroso en la región.

Hace algunos días visitaron INIA Remehue los integrantes del GTT Santa María para recibir capacitación en estrategias para enfrentar esta problemática. Alfredo Torres, especialista en praderas y cultivos forrajeros, entregó una serie de recomendaciones para enfrentar eventos climáticos adversos en la ganadería.

Los integrantes del GTT Santa María visitaron los ensayos de forrajeras tolerantes a sequía en la lechería robótica de INIA Remehue.

En su presentación, Torres explicó que existen varios cultivos suplementarios para enfrentar la sequía, como la alfalfa, raps forrajero, nabos forrajeros, chicoria y siete venas entre otros.

Destacó que “entre estos cultivos está la alfalfa que actualmente es muy poco utilizada por los productores, pasamos de 10.000 hectáreas sembradas en la región hace 15 años a no más de 500 en la actualidad. La razón principal, fue reemplazada por los Nabos Forrajeros, sin embargo, en veranos secos como el del 2014-2015, el nabo forrajero no rindió más de 3 a 4 toneladas siendo su potencial de 12; la alfalfa en ese mismo verano produjo 16 toneladas de un potencial de 20, es decir, el nabo bajó su rendimiento en un 75% mientras que la alfalfa en un 20%. En estas condiciones, el kilo de materia seca de la alfalfa costo $ 50, mientras que en el nabo $ 167. Otra gran diferencia es que los nabos deben ser sembrados todos los años mientras que la alfalfa tiene una persistencia de más de 9 años”.

Añadió que “la alfalfa, fuera de su gran rendimiento anual, posee altos niveles de proteína, no debe ser fertilizada con nitrógeno, puede ser pastoreada, cortada o conservada como ensilaje, debe ser sembrada entre fines de agosto y mediados de septiembre”.

Luego de la charla, los integrantes del GTT Santa María, visitaron los ensayos de forrajeras tolerantes a sequía en la lechería robótica de INIA Remehue.

Esta actividad fue organizada en conjunto con Francheska Kenigs, coordinadora regional de grupos de transferencia tecnológica de la Fundación GTT.

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